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Hollywood, después de Weinstein

  • Ángel Soto
  • 17 nov 2017
  • 3 Min. de lectura

Harvey Weinstein

El destape que involucró a Harvey Weinstein en una ola masiva de agresiones sexuales ha marcado una brecha de la que Hollywood y la industria mediàtica difìcilmente podrá regresar.

El cargo que ocupaba y su poderosa influencia en la escena mediática habrían sido los muros donde chocaron cerca de dos décadas de acusaciones. Es por ello que su caída resulta ser representativa: ha sido el detonante para que decenas de víctimas de acoso (cuando menos) durante ese tiempo sacaran las denuncias que durante tantos años guardaron en lo más profundo de Hollywood.

Y es que, desde el pasado 5 de octubre cuando el New York Times publicó la primera investigación sobre el modus operandi que el famoso productor supuestamente ejecutaba, se ha puesto en la mira a cuando menos 29 agresores sexuales que cuyas profesiones van desde actores, productores y fotógrafos hasta periodistas. Muchos de estos con denuncias previas, desestimadas tanto por la sociedad como por los medios.

Kevin Spacey
Michael Oreskes

Kevin Spacey (izquierda), despedido de la plataforma Netflix el pasado 3 de noviembre. Foto: Oleg (Flickr).

Michael Oreskes (derecha), director editorial de la Radio Nacional Pública y despedido eventualmente. Foto: JD Lasica (Flirckr).

Desde Hitchcok y Brando hasta Affleck y Spacey, pasado por Allen y Halperin. Lo cierto es que muchas de estas acusaciones tienen antecedentes más longevos de lo que pensamos. Sin embargo, es solo con la caída de un actor tan importante en la escena mediática que conglomerados como Conde Nast (de entre sus publicaciones: GQ, Vogue, The New Yorker) han decidido poner fin a las relaciones con los supuestos implicados.

Por supuesto, la decisión que tomaron empresas como Netflix, Amazon Studios, Nickelodeon o Vox Media de separarse de los implicados tiene dos caras. La primera de ellas resulta del descontento social y de la cobertura mediática que todos los personajes han recibido en los últimos días. La segunda es una respuesta inmediata para alejarse tanto como se pueda estos escándalos (generados por sujetos que estas empresas respaldaron, muchas veces, durante años).

¿Dónde quedan los demás responsables? Implicados al mismo nivel de Wenstein e, incluso, quienes por tantos años escucharon a oídos sordos, de voz en voz, las prácticas que hoy tanto resuenan sin tanta sorpresa para muchos.

Woody Allen
Terry Richardson

Terry Richardson (derecha), vetado de Conde Nast tras acusaciones de diferentes abusos sexuales.

Foto: avigold (Flickr)

Woody Allen (izquierda), acusado de acoso sexual por su hija adoptiva Dylan Farrow.

No hay que ser ingenuos: el empoderamiento femenino es notable y ha sido en gran medida la responsable de sacudir las sucias prácticas en el telón de la industria. Pero pensar que las denuncias constituirán, en sí mismas, un cambio sobre las prácticas al interior de la estructura misma constituye una falta de visión y de sentido común.

Hay que tener en cuenta que estas actividades no son exclusivas de las industrias culturales y mediáticas: se relacionan más con las relaciones de poder, las estructuras patriarcales y los rituales que de ellas emanan.

Repensar prácticas que condujeron a agresiones sexuales, en tanto surgen a partir de los intereses privados, (de unos cuantos arriba de la cadena o con una considerable influencia) permitirían: cuando poco, que personajes como Benjamin Genocchio evitaran frases como: “aquí puedo tocarte el culo sin que me grites”. Cuando mucho, se podría empezar a replantear el funcionamiento de las empresas de medios al interior, mientras que sus operantes sean agentes cuyas conductas (como esta) deben ser sometidas al escrutinio de la opinión pública.

Para el juicio de la opinión pública, la denuncia es indispensable. El empoderamiento surgido en las últimas semanas abrirá nuevos casos por agresiones y cerrará algunos otros. Sin embargo, hará falta tiempo para que todos los agresores sean juzgadas por instancias jurídicas y, aún más, para que las instancias públicas tengan herramientas para evitar estas actividades que tienen origen en las relaciones de poder existentes. De momento, De momento, más de la mitad de los 29 acusados continúan laborando o no presentan procesos judiciales.

Fotografía de portada (Henry Weinstein): David Shankbone (Flickr)

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