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Somos mexicanos, cantemos unidos

  • Por Sandra Acevedo
  • 18 oct 2017
  • 4 Min. de lectura

Día familiar, ocho de octubre. Nubes grandes y grises, el cielo blanquecino, euforia que eriza la piel, calor humanitario, hermandad entre ciudadanos, sudor, estruendos que enfatizan el inicio de un conjunto de momentos que pasarán a ser leyenda. Empujones fuertes, los cuales han sido emanados de la emoción de los asistentes por ver lo mejor posible a sus artistas favoritos.

Los encargados de experimentar una presentación masiva, entre ellos artistas y bandas de talla internacional y nacional, desean inyectar una dosis de inspiración y tranquilidad en el público. Y es así como poco a poco se desmorona el estrés postraumático que habían acarreado los fenómenos naturales en el pueblo mexicano.

Cartel oficial del evento

El evento que reunió a los habitantes de la Ciudad de México tenía como objetivo el otorgar al público un sentimiento de unidad y solidaridad con los damnificados que dejaron los sismos ocurridos el pasado 7 y 19 de septiembre. Para el cumplimiento de ello, los artistas mencionaron entre canciones, meramente exitosas en la industria musical, las diferentes formas de donar fondos a organizaciones civiles como la Cruz Roja, los Topos rescatistas, así mismo, invitaron a asistir con apoyo en centros de acopio que se han establecido en la ciudad. El grupo Bronco, conocido ahora por su último trabajo musical (Primera fila) fue el que dio el arranque a una noche llena de orgullo mexicano. Siguieron artistas como Carlos Rivera, Julieta Venegas, Sin Bandera, Chayanne, Enrique Bunbury, Mon Laferte, Los Ángeles Azules entre otros.

Fotografía por Sandra Acevedo

Para la realización del evento, se requirió de distintos apoyos debido al gran número de asistentes que se esperaba. Por ejemplo, se distribuyó un operativo especial por parte de la Secretaría de Seguridad Pública de la Ciudad de México (SSPCDMX) para llevar a cabo el cierre de calles y avenidas. Tal operativo se conformó por 378 policías, 112 vehículos, así como la presencia del escuadrón de Rescate y Urgencias Médicas (ERUM) y la Dirección General de Servicios Aéreos (Cóndor).

Gente que tiene la posibilidad, decide vivir el concierto en alguno de los restaurantes que rodean la plancha del Zócalo capitalino, y es que el costo de un lugar con vista privilegiada oscila entre los $500 y $700 pesos mexicanos.

Entre otros datos, en redes sociales se manifestó cierta inconformidad por parte de algunos seguidores de los artistas debido a la realización del evento, después de haber percibido una tragedia nacional, las dudas por los costos, al igual que el no exigir una cuota de donación, dieron mucho de qué hablar. Por ello, la empresa OCESA, dio a conocer que era la responsable de otorgar el equipo necesario para que los artistas que habían acordado presentarse, con toda la comodidad para ellos, lo hicieran sin ningún problema sobre un escenario doble, al igual que el establecimiento de pantallas y equipos de sonido para que el público que se encontraba en las calles aledañas al Zócalo pudieran apreciar a sus artistas favoritos.

Así mismo, las cadenas televisivas Univision (en Estados Unidos) y Televisa acordaron donar la transmisión del concierto en vivo y sin cortes comerciales. Sin dejar de lado las transmisiones gratuitas por medio de plataformas digitales como You Tube o Twitter a través de cuentas oficiales a nombre del evento.

Culmina el evento

Bastaron seis horas de música, 20 presentaciones, más de 170,000 personas y el cuadro principal de la ciudad para dar paso al orgullo de ser mexicanos. Sin embargo, luego de haberse llevado a cabo el concierto titulado “Estamos Unidos Mexicanos”, ha quedado en el olvido la ayuda que se requiere en diversos municipios de los estados de Oaxaca, Morelos y Chiapas.

Durante los intermedios de las presentaciones se proyectaron videos de otros artistas argumentando la situación por la que todos los mexicanos se deben unir para reconstruir los daños dejados por los sismos. Un minuto de silencio tan intenso que hizo a todos levantar los puños en seña de guardar silencio. Con el respectivo afecto y respeto hacia los fallecidos entre los escombros de edificios y casas colapsados.

El canto del himno nacional se llenó de patriotismo, de orgullo. La presencia de Frida, perro rescatista de la Marina, hizo retumbar a la ciudad por medio de gritos a su nombre, aplausos y felicitaciones, las cuales, dejan atrás las deficiencias de los gobiernos. El final culminó con bailes, cantos y emociones.

Un minuto de silencio. Fotografìa por Sandra Acevedo

La cumbia llenaba de alegría a los asistentes que, poco a poco, salían de la plancha para evitar el congestionamiento causado por masas. Al apagar el escenario doble, la salida fue rotunda, todos partían hacia el mismo camino. Se dejó ver que México era uno solo. Todos aplaudían mientras la pasión y el canto se liberaba desde el fondo de los corazones de quienes caminaban por las calles de Madero y 5 de Mayo para llegar a la estación del metro Bellas Artes.

El cielito lindo era manifestado a través de las voces provenientes de las gargantas cansadas de los asistentes. Aplausos, gritos característicos de los mariachis, alguna que otra queja y señal en contra de los gobiernos, porras para celebrar que México está de pie.

 
 
 

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