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El Rockabilly es mi vida: historias de una comunidad

  • Ángel Soto
  • 18 oct 2017
  • 6 Min. de lectura

Copetes y crinolinas, chamarras de cuero, zapatos de charol, paliacates y mascadas que acompañan los peinados o cuellos de los asistentes. Agrupados en parejas o en círculos de amigos, se dan tiempo una noche de viernes para asistir al Be Bops Dinner, un restaurante ubicado en Medellín 188, Roma Norte, cerca de Insurgentes Sur. Ambientado en los años cincuenta, desde las mesas hasta los nombres de las hamburguesas pueden llevarte a recordar los inicios del Rock en aquella época.

Una mesera llamada Gaby sonríe mientras te invita a tomar una malteada de tu sabor preferido. Honey lay off of my shoes, you can do anything but lay off of my blue suede shoes, se escucha la voz de Carl Perkins mientras una muchacha con pantalón a la cintura, una blusa a lo cowboy y labios de un rojo potente le pide a su novio que le tome una foto en ese coche azul turquesa clásico ubicado en el recinto, intenta hacer su mejor pose pin up, llevándose la mano a la boca, imitando sorpresa.

Los Locos del Ritmo son los responsables de que una multitud de diferentes edades baile un domingo por la tarde en Plaza Loreto: desde niños y jóvenes hasta adultos, todos sobre los escalones de la explanada principal. Los más valientes toman a su pareja y quién sabe si eso que bailan sea Rock & Roll pero, definitivamente, esta tarde la pista es suya.

A lo lejos, un copete desalineado, víctima del paso del tiempo llama más la atención que cualquier otro. Con lentes oscuros y una camisa azul fuerte, se encuentra Victor Hugo Rodriguez, mejor conocido como Natan Rebel. Entusiasmado, presta atención a la banda, mientras su pareja Marcia corea las canciones.

Rockabillero desde hace 20 años, miembro y vocalista de Los Calavera, explica que aquí en México no llegó como tal (el Rockabilly), sino como rock & roll a finales de los cincuentas y principios de los sesentas.

“El primer grupo de Rock & roll en español es el que acaban de ver ahorita: Los Locos del Ritmo. Ellos hacen un disco en 1958 que se llama, simple y sencillamente: Rock. Y ese disco, es el primero en español en la historia.”, cuenta luego de una amena conversación que tuvo con los integrantes actuales de Los locos, quienes se tratan como los viejos camaradas que seguramente son.

Foto por: Tomás Del Coro

De vuelta al Be Bops, que es parte de esas pequeñas cafeterías que se adornan con posters de Vaselina, Marilyn Monroe o James Dean para simular (o conservar) un aire cincuentero. Hay un pequeño escenario donde están preparando los últimos detalles para iniciar la tocada programada en el recinto. Pasa un poco más de las ocho de la noche, se oyen los primeros acordes del contrabajo y Tony & los cranks, vestidos con trajes de satin negro, comienzan a adueñarse del escenario.

You don’t love me es la canción del cuarteto que anima a los presentes a tomar de la mano a su pareja de baile e iniciar a pulir la pista en una escena que parece sacada de una película. Piruetas, cargadas, gritos de emoción. Es difícil decidir quién baila mejor, pues todos parecen saber muy bien qué hacen a la hora de bailar

“Al principio no sabes de qué va. Tú te dices: ‘wey, pues me pongo un vestidito de puntitos y ya. O me pongo unos vans y listo’. Obvio yo no critico porque nadie nace sabiendo, pero sí hay mucho sentido de proteccionismo: se sienten dueños de la escena. Entiendo también esa parte donde tú no quieres que tu cultura se contamine, y cuando ves a esos chavitos vestidos como de skater y llegan a bailar Rockabilly, pues...”.

En ese momento, Natan hace una pausa que usa para suspirar al tiempo que ríe de impotencia y sus ojos se giran levemente hacia arriba. “Pero si de todos esos chavitos que llegan, se quedan tres, ¡Puta… nos damos por bien servidos!”, concluye airadamente.

Natan, como rockabillero de hueso colorado, habla mientras mueve sus brazos tatuados y velludos (el más característico es ese que dice Rockabilly en una tipografía gruesa) con la experiencia que sus años le brindan para hablar de lo difícil que fue consolidar la escena mexicana:

“Fue difícil esto de abrir los espacios. Ahorita hay un boom de tres o cuatro años para acá y sí hay muchas bandas, la escena ahora sí es grande. La otra vez estaba platicando con Vince de Los Rebel Cats y, mientras contabilizábamos siete tocadas en un fin de semana, él me decía que en ninguna otra parte del mundo hay tantas tocadas como país. Y es la verdad.”

Llegué a la Facultad de Economía en la UNAM, donde estudia Rodrigo Rojas, mejor conocido como Pony Rod. Con tan solo veinte años, es miembro del Tender Teens Trio, probablemente uno de los grupos más jóvenes de la escena: su copete, a diferencia de los que hemos visto anteriormente, no contiene vaselina, es un corte más moderno pero sigue conservando el estilo rebelde de los cincuentas.

Anteriormente, él hizo equipo con Natan Rebel en Natan & The Rebel Teens así que propuse continuar la línea sobre el auge, a lo que él sonriente y amable respondió:

“Ahora sí ha crecido mucho, ¡demasiado!, ahora ves en el metro videos de Rockabilly, eventos de todos lados, todas las delegaciones quieren formar parte, en eventos grandes cada vez meten más bandas de Rock & Roll o Rockabilly, afirma.

Baile, imágen y música

En la recta final de este reportaje, se les preguntó a Rod y a Natan qué significa el Rockabilly para ellos y qué es lo más emblemático que les ha dejado o si pueden definirlo en pocas palabras.

Para Rod, se resume en baile, imagen y música. Representa conocer un género de música totalmente diferente, del que se enamoró, y entrar a conocer todo este conjunto de personas de las que él quería formar parte en cuanto a la música.

En este punto, cabe mencionar que en la banda más reconocida actualmente del género en México, Rebel Cats, uno de sus fundadores cumplió 71 años el 27 de mayo. Se trata nada menos que de Vincent Van Rock. Por otro lado, una de las bandas más jóvenes del medio, Los Tender Teen Trio y sus integrantes no tienen más de veinte años, confirmando así que para el Rockabilly no hay edad.

Pony Rod aconseja que no se intimiden al entrar a un lugar así, porque luego es muy impresionante el vestido o peinado, y puede apantallar mucho. “Entonces que se anime a ir a los eventos principalmente, a tomar clases de baile, que se animen a tocar un instrumento y conocer la música porque a fin de cuentas pues se hace para cada quien”, prosigue.

Natan cuenta que lo primero ha sido el no saberse solo. “No sé si ubiquen un video de un grupo llamado Blind Melon, es un video muy famoso porque en el video sale una niña abejita pero haz de cuenta que es así. Para mi, este rollo es saber que existe una escena, saber que no soy el único loco que busca una música que ocurrió hace sesenta años. Eso da un sentido de pertenencia. Lo segundo es que es algo que no te permite crecer nunca. Porque el Rockabilly es la primera forma de rebelión juvenil, y ese sentido de rebeldía lo conserva hasta la fecha”.

Con la mirada cabizbaja, el integrante de Los Cuervos, una banda reciente de Rockabilly que busca incursionar en el género de forma un tanto más ortodoxa, nos habla sobre el porqué de lo anterior y cómo fue que decidió integrarse a la comunidad:

“Siempre me gusto lo que está atrás. Lo que corresponde a otra época. Pero yo era muy solitario y no me atrevía a salir. Me gustaba lo que oía, y lo oía en mi casa, para mi. Y sí, salía a fiestas y tenía que oír lo que estaba de moda pero no me adentraba a la parte underground, que era donde se estaba gestando este rollo del Rockabilly. Lo hice ya hasta después y fue cuando me di cuenta que había mucha más gente como yo.”

“Es algo que se queda contigo y a mi me permite responderles de la manera más desafiante a toda mi generación que está haciéndose vieja en un pinche trabajo que odian: ‘a ver, ¿Quién fue el inmaduro al final?’ Eso me da el Rockabilly”.

Si él pudiera definir al Rockabilly, el asunto no sería tan complicado. Todo se reduce a una o dos simples sentencias: rebelión, ser joven siempre. El Rockabilly es mi vida.

El uso de las imágenes en este reportaje responde a los fines establecidos de Creative Commons, siendo así que se le da la completa autoría de estas a y Tomás Del Coro del sitio Flickr.

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